Un novelista en el museo del prado - Manuel Mujica Láinez
Al anochecer, en la luz de color de oro o de ceniza, las figuras de la pinacoteca cobran vida y salen de los marcos: les pertenecen, hasta el rayar del alba, la vasta rotonda y las salas solemnes del Museo del Prado. En otras ocasiones, Mujica Láinez fabuló la vida posible o soñada de los siglos pasados, entre Historia y leyenda; aquí, nos narra la vida imaginaria, secreta y a la vez realísima de los seres de Velázquez o del Greco, de Durero o de Goya, del Bosco o del Veronés, una pululación destellante de trajes antiguos y de cálidos desnudos en la tiniebla maravillada del museo nocturno.
El don supremo de artífice verbal de Mujica Láinez y su inventiva refinadísima e inagotable —en lo irónico como en lo tierno, en lo sensual como en lo ornamentado— edifican otra galería de personajes, prodigiosamente vivientes, en la galería de lienzos de uno de los espacios visuales más suntuosos, nobles y sugestivos de Europa: un universo narrativo autónomo, deslumbrante y completo.
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